Voy a tratar de analizar el complejo mundo de las emociones femeninas, porque es así, somos lo más complejo que existe y cada vez me convenzo más de ello.
Teresa, mi amiga, empezó a ser mi alma gemela, en un momento difícil para ella, y aquí hago el primer apunte: Las mujeres somos muy malas amigas, chismosas, mal pensadas, criticonas y demás, pero en los momentos más duros (inclúyase un despecho), sabemos ser fieles y abrir el corazón honestamente. Ella tenía 5 años de relación con su novio, un muchacho simpático, amable, y según ella cuenta muy chistoso, con quien había desarrollado una relación desde el colegio; luego, él se fue a otra ciudad a estudiar finanzas y ella se quedó en VillaNueva estudiando Comercio, se veían en vacaciones, turnándose quién viajaba. Para los tiempos en que aún no éramos tan amigas, yo sabía que esta fulana del salón tenía una relación a distancia, y no era que viera nada de malo en eso, ni tampoco que me importara, pero me parecía PATÉTICO, cuando me enteraba que ella no podía ir a las integraciones del semestre porque su NOVIECITO no le daba permiso, osea! Por favor! A estas alturas, en pleno siglo XXI, cuando las mujeres hemos progresado en tantos campos y les hemos puesto el pie encima a los hombres en otros, enterarme de cosas así me molestaba, aunque igual no me interesaba hacer nada por abrirle los ojos. Estando en el penúltimo año de la carrera por casualidades de la vida y amigos en común, empezamos a relacionarnos más y a trabajar juntas, en nuestras charlas siempre mencionaba a su querido novio y lo especial y maravilloso que era. Cualquier día llamó llorando diciendo que este dechado de virtudes, le había terminado. Fui a su casa, y la encontré destrozada, tan triste como si le hubiesen quitado parte de su futuro, o me cabría mejor describirla, como a quien le rompen el corazón, y eso me conmovió. Me enojé como cuando veía a mi mamá llorando después de discutir con mi papá, le reproché porqué tenía que llorar por un hombre, es decir, ni que fueran la gran cosa, -el mundo no se vá a acabar por esto, le dije, -Te duele ahora pero, pronto se te vá a pasar. La convencí de que había dejado de vivir muchas cosas por ese individuo y que ahora era el momento de disfrutar su juventud. Atendiendo a esta idea, nos fuimos con nuestra amiga Patricia para los carnavales, bailamos y olvidamos un rato el mal momento, después, inventábamos cualquier excusa para ir a fiestas, y no dudábamos en colgar las fotos que evidenciaran su “gran felicidad” en internet; de hecho, fue así como me inicié en el mundo de las redes sociales que luego serían mi desgracia. A tal punto la llevé a desarrollar mecanismos de defensa, que incluso se realizó una cirugía plástica, a fin de aumentar su autoestima y sentirse más bonita; ahora sí, estaba lista para enfrentar el mundo, y cualquier hombre que siquiera pensara en hacerla sufrir pagaría las consecuencias.
Hago el segundo apunte ahora porque me sorprende lo tremendamente manipuladoras que podemos ser, en lo que refiere a ciertas situaciones. Pensándolo bien, lo único que hice fue decirle a mi amiga, lo malo que era su ex, y lo buena que era ella, porque obvio, los hombres siempre son y serán los culpables; pero resulta, que el la había dejado porque estaba cansado o aburrido de una relación de mucho tiempo, le gustaba alguien más, y prefirió terminar el noviazgo antes de que este se deteriorase mucho. Sí es cierto que antes había sido un idiota dominante, pero eso era algo que ella había tolerado y no tenía que ver con el motivo de su separación, ahora, también es cierto que el razonamiento de este muchacho es de alguna forma lógico, pues nadie tiene la obligación de permanecer enamorado toda la vida, simplemente es algo que se dá o no se dá y listo; sumémosle a ello, que precisamente eso era lo que me había sucedido en mis “experiencias amorosas anteriores”, en las cuales yo había perdido el interés y había conducido cada una de las relaciones en su momento, a que me pidieran terminar, y para esos casos yo estaba totalmente convencida de no ser culpable de dicha resolución... Sin embargo: Siempre seremos inocentes, aunque nos demuestren lo contrario.
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