Que rabia! Cuando
tienes tu corazón malito por cualquier circunstancia, con dificultad, pero
funciona, y llega alguien que sacude tu mundo, te llena de ilusiones y lo deja
ahora sí inservible.
Que rabia, no
poder hacerte caminar otra vez, te veo desde la puerta, en el fondo del cuarto
sentado en una silla, con la mirada gacha, te llamo para que me acompañes, para
que te arriesgues, y nada… no me quieres seguir. No estás triste, y mucho menos feliz! Más bien eres como
indiferente, como que ya nada te afecta, nada te interesa, me preocupa verte
así, me regreso, arrastro una silla hasta tu lado, y me quedo mejor haciéndote compañía.
Qué será lo que le pasa? Me pregunto. Qué te hicieron, porqué no salimos,
míranos, todo el día aquí metidos en este cuarto oscuro, los dos solitos, y
mientras todos allá afuera, se ven felices, incluso hay pedazos de frutas
contentas por ahí, aún en su ignorancia, se atrevieron a salir, Y pues no es
que me incomode estar aquí contigo, pero de vez en cuando creo que sería bueno
salir a ver qué pasa en el exterior; mira, ayer me asomé, ví a alguien, nos invitó
a jugar, te llamé y como no quisiste moverte, preferí decir que no y cerrar la
puerta. Tenemos que hablar. Creo que debes pensar mejor las cosas, porque de a
ratos no me parece que estés bien, cuánto tiempo vamos a estar aquí? Te sientes
mal? Estás enfermo? Pero ya corazón! Háblame! Dime algo!
Levantas la
mirada, y me dices -Estoy bien,
tranquila, estamos los dos, tu eres para mí, y yo soy para ti,
como la canción, recuerdas?, esbozas una sonrisa, - qué más quieres, quédate
acá, ya he salido, he visto lo que pasa allá afuera, a veces la pasas bien y
otras la pasas muy mal, mejor no te arriesgues a salir y sea uno de esos días en que te topes con una
piedra, caigas de bruces y pases un mal
momento, aquí adentro es más seguro para los dos, créeme, es así. Te veo a los
ojos, pareces sincero… pues si tú lo dices, debe ser así, supongo… pienso en
algo que hacer, se me ocurre ocupar el tiempo en otra cosa… ahh sí, mejor me
pongo a…